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Viviendo el Budismo

Melvin Rosario Guzmán

19 Mayo 2015

Ex-Director Banda de Música "El Gran Sol"

Melvin Rosario Guzmán

LA BUENA FORTUNA EN ESTA VIDA

 

Soy Melvin Rosario Guzmán, tengo el gran beneficio de practicar el budismo de Nichiren Daishonin desde que nací, por lo que es un poco difícil para mí relatar una experiencia de casi 28 años de inmensos beneficios recibidos producto de esta práctica en un corto espacio. Por eso hoy solo me enfocare en el aspecto laboral. Todo comenzó con mi entrenamiento como miembro de la Soka Gakkai Internacional de la República Dominicana, donde fui encargado de la Banda de Música El Gran Sol y a la vez Encargado de la División Juvenil Masculina (DJM) en el Territorio Oeste. Fue junto a estos camaradas y a través de todas las actividades, que aprendí la disciplina y el coraje a través de las orientaciones de mi Maestro el Dr. Daisaku Ikeda, y fue ahí donde me forje en esos primeros años de juventud.

Mi experiencia en el ámbito laboral inició al salir del colegio con apenas 17 años. Sin embargo y aunque escale varias posiciones rápidamente, este me interfería con el horario de la universidad, por lo que tuve que dejarlo. Siempre he tenido bien claro que la base de la superación esta en estudiar.

Luego de una intensa búsqueda de empleo, me ofertaron en una empresa muy importante de este país, el único problema era que estaba ubicada en el extremo opuesto de Santo Domingo con relación a mi casa. Acepte el reto de cruzar dos veces diariamente toda la ciudad, y aunque no empecé con una posición muy alta, sentía que era mi responsabilidad crecer en esa compañía. Luego de haber recibido este beneficio los obstáculos no dudaron en llegar. Este era un estilo de trabajo muy diferente al anterior, había que trabajar bajo presión y el stress se volvió la norma, en adición, mi jefe trataba las personas sin mayor respeto... aunque les confieso que por alguna razón mística a mí nunca me trato mal, pero me afectaba ver las discusiones constantes y el mal trato que tenia con el resto del personal. Recuerdo que mi mamá me decía "Ora de corazón por su felicidad" y así lo hice, entone Daimoku sinceramente por su felicidad y los cambios fueron más que notables pocos días después.

Adicional al stress del trabajo tenía el de la universidad, la cual pude completarla a mis 21 años. Para ese entonces el estudiar se torno todo un reto, ya que a veces salía del trabajo a las 7:00 p.m. para tomar clases de 8:00 p.m. a 10:00 p.m. y cuando llegaba a mi casa alrededor de las 11:00 p.m. empezaba a trabajar con las asignaciones de la universidad hasta la 1:00 a.m. o 2:00 a.m., lo que me dejaba apenas 2 ó 3 horas para dormir, pues me tenía que levantar a las 5:15 a.m. para entonar al menos 30 minutos de Daimoku y luego prepararme para el trabajo. El autobús de la empresa nos recogía a las 6:45 a.m. (EN PUNTO). Ese horario de vida se torno rutina por un largo tiempo pero nunca titubeé, sabía que hacia lo correcto y que ese sacrificio no caería en saco roto. En adición al trabajo y la Universidad, también tenía mis responsabilidades con la Soka Gakkai, especialmente con la Banda De Música, que nunca descuide.

Luego de un tiempo en esa empresa todo empezó a salir viento en popa, obtuve 3 ascensos en 4 años, pero en el momento en que me iban a dar el ascenso más importante, anunciaron el cierre de las operaciones en República Dominicana. Ahí inició otro gran reto laboral, la incertidumbre de cuando nos iban a despedir, pues el proceso de liquidación duro unos 15 meses. Por otro lado, también tenía que entrenar a los que se iban a quedar con mi puesto, consciente de que al igual que los casi dos mil empleados, yo también iba a ser despedido al final. Sin embargo, tal y como orienta mi Maestro, justamente ese era el momento en que tenía que dar el máximo de mi, porque aunque muchos pensaban que ya no valía la pena esforzarse, yo sé muy bien que las personas solo recuerdan lo último que uno hace.

Fui despedido un 28 de abril místicamente (día que Nichiren entono Nan-Miojo-Rengue-Kyo por primera vez), e inmediatamente me tracé la meta de empezar un negocio que tenia que tener listo para el 1 de Junio de ese año, por lo que reforcé mi Daimoku y mis actividades. Recuerdo que para ese entonces pudimos crear un grupo de DJM que hacíamos actividades 2 veces a la semana, y que creen?... La meta del negocio solo se retraso por un día porque el día 2 de Junio cerré las negociaciones, meta lograda.

Inmediatamente me trace una nueva meta: Conseguir un nuevo empleo. Sabía que la inversión en el negocio era a largo plazo, y mientras tanto, necesitaba generar ingresos, por lo que desarrolle un plan con el poco dinero que me quedaba, y así sustentar mis gatos hasta el 6 de agosto de ese año. Intensas actividades y fuerte Daimoku fueron siempre mi base y así pude nuevamente concretizar mi meta para la fecha prevista el 2 de agosto. Estaba feliz, pero el empleo era un contrato temporal de 7 meses. Lo acepte con la actitud de que debía lograr que me fijaran, y en el corto tiempo de un mes, no solo me fijaron sino que me ascendieron a supervisor de una de las áreas, que para ese entonces era una de las mas problemáticas.

Tenía a mi cargo unas 12 personas, con procesos no bien estructurados, en una empresa muy joven, y con un entrenamiento de 10 minutos, asumí el reto bajo circunstancias bien difíciles, especialmente porque los números que median el departamento no eran los mejores, y adicionalmente las jornadas de trabajo eran sumamente extensas. Salía en ocasiones a la 1:00 a.m. y regresaba a la oficina a las 7:30 a.m. Para mi buena fortuna pude aplicar muchas de las cosas aprendidas con las responsabilidades asignadas en Gakkai y luego de mucho trabajo, meses después el departamento mostró a una mejora evidente. Fruto de esto, casi un año después de estar en la posición de Supervisor me promovieron a Gerente del departamento. Esto fue una satisfacción enorme para mí ya que apenas con 24 años era Gerente de Operaciones en una empresa Multinacional.

Sin embargo, días antes del ascenso había recibido una oferta de otra empresa multinacional, para una posición que me parecía bastante interesante pero ya me habían dado el ascenso y yo había aceptado, así que cuando me llamaron de nuevo para reconfirmar, descarte la oferta inmediatamente. Algo dentro de mí me hizo dudar si esa era la decisión correcta. En ese mismo instante un DJM, Hansel Moll, quien pasaba por una situación personal difícil, me pide que lo acompañe al Daimokutoso de los martes que se realiza en el Kaikan Cultural, allí aproveché para invocar un Daimoku vigoroso, sacar sabiduría, aclarar mi mente, y tomar la decisión correcta. Mientras entonaba Daimoku todo se aclaro, me di cuenta que no había tomado la decisión correcta por varias razones. La de mayor relevancia era que no veía más crecimiento ni desarrollo en esa empresa, estaría estancando mi porvenir. Por otro lado, la empresa que me estaba ofertando el nuevo puesto, tiene presencia en más de 120 países del mundo y de hecho es sumamente difícil de ingresar en ella, sobre todo como empleado directo, sin embargo, yo ya tenía la oferta en mis manos con solo dos entrevistas telefónicas. Además, el área que me estaban ofertando me encantaba y a la vez me permitiría obtener la experiencia necesaria para realizar la maestría que planifico hacer.

Cabe destacar que la nueva oferta que tenia en mano era por mucho menos dinero que lo que devengaba con mi nueva posición de Gerente, pero fue ahí cuando recordé la orientación del Presidente Ikeda que dice: "La juventud no es la época de amasar fortunas sino la época de ganarse la confianza y un espacio en la sociedad", y sin titubear acepte la nueva oferta con la meta de que iba a escalar rápido. Y así fue como a los 3 meses de haber ingresado en la empresa, me transfirieron a Jamaica para manejar la cuenta más complicada de todo el Caribe. A pesar que quizás Jamaica no es un país de ensueños para algunos, y de que la cuenta con la que estaría trabajando era el terror de muchos en la empresa, esta oferta me llena de mucho honor porque mis jefes y compañeros vieron en mí la capacidad de ayudar a corregir las cosas. Además esto me colocaba en una posición que desde el punto de vista profesional me permitiría desarrollarme y exigirme más.

También, sabía que trabajando para una empresa tan grande la mejor manera de destacarse era a través de grandes retos, así que, a la vez vi esta oportunidad como un medio para poder llegar a metas más altas. Luego de casi dos años trabajando en Jamaica y fruto de los buenos resultados obtenidos se presentó la oportunidad de poder trabajar en la sede central en Estocolmo, Suecia, con un contrato nuevamente temporal de 6 meses, para trabajar varias cuentas del Medio Oriente las cuales son bastante complejas. Sin embargo, los resultados de mi trabajo fueron tan positivos que mi contrato fue extendido a 11 meses y al concluir este, se presentaron las condiciones apropiadas para quedarme con un contrato permanente en Suecia. Meta final lograda.

A la fecha, ya tengo un año y medio viviendo en Suecia donde participo activamente en las actividades Gakkai, las cuales me han ayudado a cosechar buena fortuna. Al final del 2014 me puse la meta de comprar mi apartamento en Estocolmo el cual pudiera ser un punto de reunión para los miembros de la DJM de Estocolmo, ya que el Kaikan queda bastante retirado del centro de la cuidad. Esta meta en ese momento me parecía muy difícil pues tenía muchas condiciones en mi contra, sin embargo, un mes después de lanzarme oficialmente a la búsqueda del apartamento, logre comprar uno que reúne todas las condiciones y en el que realizo reuniones mensuales de DJM.

Para concluir quisiera citar la frase de Gosho que dice "Una Espada es inútil en manos de un cobarde. La poderosa espada del Sutra del Loto debe ser blandida por alguien valiente en la fe". Con esta frase grabada, seguiré luchando por el Kosen Rufu no importa en el país que me encuentre, ya que todos los cambios y beneficios recibidos me confirman una vez mas que esta es la religión correcta y que todo lo que nos proponemos lo podemos cumplir sin importar los obstáculos que se nos presenten. Agradezco a Sensei, a la Soka Gakkai Internacional y a la SGIRD por todo su apoyo a lo largo de todo este proceso. Sobre todo a mi Madre, mi Padre y mi familia quienes siempre me han dirigido hacia el camino correcto de la práctica.

Muchas Gracias.

Melvin Rosario

Maria Bethania Acosta de Nishio

15 Noviembre 2014

Vice Responsable Damas Territorio Oesta

Maria Bethania Acosta de Nishio

"Hijas del Daimoku"

Conocí el budismo de NichirenDaishonin en 1997, a través de mi novio, que hoy en día es mi esposo. Cuando nos conocimos inmediatamente hubo química entre los dos, pero nunca se me ocurrió preguntarle qué re­ligión profesaba, hasta que un día, ya de novios, le pregun­té, y con una gran sonrisa me dice: "Soy budista". Yo, sien­do una católica dedicada a la Iglesia y a sus actividades, pensé, "ya sabía que algo malo debía de tener. Demasiado lindo para ser verdad. Eso tiene que ser cosa del diablo, consigo un novio y entonces es budista". Pero como veía que era un buen muchacho, y además me gustaba, traté de observarlo mejor y conocer un poco de su religión. Respeté su creencia ya que pensaba que esto no me afectaría, hasta que me pidió matrimonio. Ahí empezaron los problemas, porque yo soñaba con casarme por la Igle­sia, pero él y su familia trataban de que la ceremonia fuera budista. 

El párroco de la Iglesia a la que pertenecía nos citó, yo se lo comuniqué a mi novio, pero con la seguridad de que él jamás entraría a la iglesia y mucho menos para hablar con el padre. Llegó el día de la cita y qué grande fue mi sorpresa, porque detrás de mí venía mi novio. Ese día el padre nos habló de que se podía celebrar una ceremonia mixta, ya que el las había realizado antes, y asi estábamos complacidos los dos, pero mi futuro espo­so ni lo pensó y dijo que no enérgicamente. Pero el padre también nos habló de que existen documentos dentro de la Iglesia en los cuales yo me comprometía a ser la respon­sable de la educación religiosa de los hijos que tuviéramos. Esto no me gustó, porque aun con mi creencia pensaba que él debía tener derecho de hablarle de su fe a nuestros hijos.

En una segunda cita a solas con el padre, me dijo que no me casara con él, porque siempre los hombres arras­tran a sus esposas a su creencia. Cuando salí me dije: "Va­mos a ver si es verdad que él me va a arrastrar, y lo siento por el padre, pero yo sí me voy a casar". Me casé y así entré a un mundo nuevo para mí. Todo iba bien, hasta que un día comenzó a molestarme cuando mi esposo entonaba daimoku (Nam-myoho-rengue-kyo), sus responsabilidades en la organización, sus servicios de Gajokai, los miembros, todo lo que tenia que ver con la SGl-RD me molestaba. Yo estaba viviendo en un estado de infierno, fui grosera y mal educada con los miembros que se me acercaban, y mucho más con los que me invitaban a reuniones, yo les decía: "No gracias, yo soy católica", y cuando entraba al kaikan y veía a las personas tan felices, en mi interior me enojaba y me preguntaba: "¿Es que aquí nadie tiene problemas que siempre se están sonriendo?".

También agarraba las revistas mensuales (Tribuna Do­minicana) y las leía completas, para luego criticarlas y dar mis puntos de vista. Durante este tiempo mi suegra tuvo mucha paciencia conmigo, ella me escuchaba y luego me decía que muchas veces las traducciones no transmitían todo el sentimiento, pero igual, ya había leído la Tribuna del mes...que tonta yo. Un día mi abuelita me habló y me dijo: "Betty, tienes que respetar la religión de Eiji, y apoyarlo en todo", le pre­gunté, ¿Por qué usted me dice eso? Y me dijo "Porque eres mi nieta y yo te conozco", y le respondí: "Entonces porque soy su nieta usted debería apoyarme a mi, no a él", y ahí me dijo: "Lo justo es lo justo, él es muy buen mucha­cho, no siempre aparecen esas oportunidades".

Luego se presentó el mayor obstáculo, el que nos afectaba a los dos. Salí embarazada con ayuda de pastillas, eso nos dio mucha felicidad, pero al tercer mes comencé a manchar. Fue algo terrible, me ingresaron y cuando los médicos me controlaron el sangrado regresé a mi casa. Allí pasé unas cuantas semanas en reposo, pero nuevamente comienza el sangrado, me hago la sonografía y eso fue otro infierno porque el médico no me supo decir si estaba todavía o no embarazada. Muy angustiados ya, otra sonografía deter­minó que yo había sufrido un aborto espontáneo, sin ras­tros en mi útero, es decir que ni me tuvieron que hacer un legrado.

Tiempo después vuelvo a salir embarazada, a princi­pios del cuarto mes, otra vez tuve amenaza de aborto, pero con una complicación más porque me daban unos dolores fuertísimos que me producían mareos. Nuevamente me indican reposo, pero esta vez estuve en la casa de mis suegros. La madre de mi esposo me motivó a cantar dai­moku y aprender el gongyo, ya que ella había pasado por esa experiencia. Empecé a entonar Nam-myojo-rengue-kyo sin convicción, pero por lo menos di el primer paso. A las semanas siguientes me ingresan a la Clínica, y en una sonografía se diagnosticó un embarazo ectópico. Pensé en ese momento: "¿Cómo es posible que comienzo a orar y entonces me va peor?". En ese momento entré a la sala de cirugía cantando daimoku, muy animada. Ya en plena operación entendí que mi vida había corrido peligro, los médicos no se explicaban cómo yo pude aguantar tanto, hasta la presión arterial me había bajado mucho. Ya al final, mi médico se me acerca y me dice:"Betty, el embrión se alojó en tu trompa izquierda, por eso no pudimos salvar­la". Volví a caer en estado de infierno. Ya en convalecencia esta vez en casa de mis padres, no comía nada y lloraba todas las noches cuando llegaba mi esposo, él siempre tan tranquilo y yo volviéndome loca. Un día recibí la visita de un grupo de jóvenes Gakkai, yo no quería ver a nadie pero mi madre me levantó de la cama y me hizo recibirlos. Me animaron mucho, me hablaron del efecto manguera, de cómo al empezar a cantar daimoku comienza a salir ese mal karma y a limpiarse luego. Esto me animó a buscar un libro que había empezado a leer sobre el significado del gongyo, empecé a leerlo y así fue desapareciendo mi falta de fe y esperanza.

Decidí cambiar de médico y fuimos a un especialista en infertilidad. De entrada me sometió a muchos exámenes y estudios, inclusive a mí esposo; uno de ellos determinó que yo no ovulaba de forma adecuada. Así que me some­tieron a un tratamiento de hormonas, pero en el proceso me detectaron un pequeño pólipo en el útero, esto había que sacarlo y nuevamente cirugía. Continúo el tratamiento, pero nada de resultados, y un día el doctor nos dice que yo era candidata para inseminación artificial. Le dije que sí, pero cuando salí del consultorio, me le paré delante a mi esposo y le dije: "Ya estoy harta de estudios, de médicos, de clínicas. No me voy a inseminar. Ni una pastilla más, ni tratamientos... Voy a tener mis hijos cuando sea, pero los voy a tener, y además en mi casa hay un Gohonzon, no es así." Él me apoyó. Llegando a mí casa, quité las metas que tenía en el butsudan en esos momentos y escribí los nombres de to­das las mujeres que pasaban por lo mismo, menos el mío, por eso serían mis oraciones.

Unos meses después, comencé a sentirme muy mal y cuando ya no aguantaba más le digo a mi esposo que me lleve a un doctor ya que me creía con una extraña enferme­dad rara. Él me insinúa que quizás son malestares de un embarazo, y le repliqué "¡Embarazada yo, pero cómo, sin tomar nada!". Fuimos al ginecólogo y los resultados con­cluyeron que tenía un embarazo de casi tres meses. Aquí empezó nuestra determinación por un embarazo normal, un parto normal y un bebé normal. A los seis meses des­pués, nació una niña muy saludable a la que nombramos Emily, con tanta energía que a veces bromeo que nació pasada de daimoku. A los casi dos años de nacer Emily, otra vez quedé embarazada. Es el cuarto embarazo, ya más relajada hago vida normal, pero un día al llegar a casa estaba, otra vez, manchando. Fuimos al médico y la sonografía muestra un feto sin latidos, no bien desarrollado para su tiempo, de as­pecto deforme. En cuestión de horas me sometieron a un legrado. Recibí el apoyo de muchos miembros, en especial de las señoras. Siempre les estaré agradecida.

Pocos meses después salí embarazada otra vez. Con apenas tres meses la bebé estaba completa y formadita. Para la fecha esperada nació otra niña saludable, Isabe­lla. Llegó con daimoku justo. Por fin nuestra meta estaba realizada. Siempre me preguntaba por qué me pasaban esas cosas, y entendí que esa era la motivación para que prac­ticara esta maravillosa filosofía de vida. La mujer que soy hoy nada tiene que ver con la de antes, ya que todos esos problemas me llevaron a crecer de la forma idónea, crecer hacia adentro para luego tener algo que enseñar, algo que dar, en especial a mis hijas.

Durante todo este proceso, he vivido innumerables experiencias. En la parte de la salud he podido mejorar bastante mis alergias, así como los ataques de migraña. También puedo referirme a cómo he superado mi mal ca­rácter. Algo muy importante es que logré el respeto de mi familia hacia mi práctica budista. Pero también he aprendi­do a sentirme muy orgullosa de pertenecer a esta organi­zación, y a respetar a sus miembros; aquí me siento como en mi casa. El proceso de aprender a creer de forma diferente fue bastante difícil. Pasé de la resignación que tenía arraigada de toda la vida a creer en mi potencial interior, y eso me llevó a tomar la determinación de que mi vida giraría en torno a las actividades gakkai, así como también a que mis hijas sean personas que luchen por el kosen-rufu, y cada actividad que ellas realizan sea con ese fin. Agradezco a mi familia, así como también a mi fami­lia política por su apoyo, ya que cada uno de ellos aportó su granito de arena para que yo practicara. A mi esposo, porque lo único que le ha faltado es parir y lactar, siempre ha estado conmigo. De forma muy especial agradezco a mis amigos de la SGI-RD por sus experiencias y su apoyo incondicional.

La orientación de Sensei que  siempre guardo en mi corazón, que me mantuvo firme en la  fe es la siguiente:

“La ‘intención’ de Nichiren Daishonin es permitir que todas las personas lleguen a ser budas. Por ende, es imposible que los que abrazan la fe en el Budismo del Daishonin durante toda su vida no concreten esta felicidad genuina."

Sin embargo, en el transcurso de nuestra práctica, suelen suceder diversos hechos debidos a las causas y tendencias negativas que hay en nuestra vida. Habrá ocasiones en que quizá pensemos ‘¿Qué habré hecho yo para merecer esto?’. Pero no demos dejarnos influir por los reveses de la vida frente a cada cosa que se manifieste; lo que, sí, es seguro es que lograremos ser personas profundamente felices, tarde o temprano. Debemos considerar todo lo que pase como parte de nuestra práctica y como un entrenamiento para llegar al punto de destino que es la verdadera felicidad. Si lo hacemos, luego podremos darnos cuenta de que en cada uno de esos fenómenos había un ‘significado’ y una profunda ‘intención'.

Muchas Gracias!

Pedro Familia

06 Octubre 2014

Actual Director General de la SGI-RD

Pedro Familia

TRIBUNA DOMINICANA SECCION EXPERIENCIA ABRIL 2010
"He podido salir victorioso gracias al poder del Gohonzon"

LLegué desde Guayabal, Azua, a la ciudad de Santo Domingo a la edad de 14 años con el deseo de trabajar y estudiar.

Haciendo múltiples trabajos y venciendo muchas dificul¬tades logré desarrollarme hasta convertirme en vendedor de una empresa de equipos industriales, en la cual económica¬mente me sentía estable. Siempre pensé que bastaba con ser responsable y trabajador para triunfar, pero debido a mi fuerte temperamento me disgusté con mi jefe y en el año 1989 renuncié del trabajo y decidí irme a vivir a los Estados Unidos ya que allá tenía una propuesta de trabajo, pero cuan¬do llegué las cosas no eran como pensaba y comenzaron los problemas.

En mi matrimonio los problemas eran continuos hasta que se agravaron tanto que mi esposa y yo llegamos a una separación total. Mi esposa y mi hijo se quedaron en New York, mientras yo, en enero de 1991, me trasladé a Puerto Rico para un nuevo trabajo que no funcionó, ya que a solo dos meses de iniciar en él me despidieron. Quedé solo, sin trabajo, ni familia, ni nadie que me pudiera ayudar.

Pasé varios días en los que sólo comía mangos de un árbol que había en el patio de la casa donde tenía alquilada una habitación y a veces una vecina me daba algo de comer. Fueron los días más angustiosos de mi vida, pero a la vez los agradezco porque en marzo de 1991 recibí una llamada de mi amigo Jaime Galva desde Santo Domingo, le comenté de la difícil situación por la que estaba atravesando en ese mo¬mento y este me dijo que invocara Nam-myojo-rengue-kyo y que mi vida iba a cambiar; le respondí que lo haría, pero la verdad tenía dudas de que fuera así.

02Ese mismo día comencé a invocar daimoku y tuve una noche inolvidable porque pude dormir tranquilamente, ya que tenía días sin poder dormir por todas las preocupaciones. Continúe invocando y en unos días conseguí trabajo. Mi con¬dición fue mejorando poco a poco, pero mi meta era volver a la República Dominicana a trabajar en el área industrial.

En 1992 recibí una oferta de mis antiguos empleadores para que volviera a trabajar con ellos. Acepté y regresé a mi país. Las ventas de la línea de productos que yo manejaba habían descendido en más de un 60%, pero con la fuerza de un daimoku determinante y con mucho esfuerzo logré que en tres meses las ventas se incrementaran en un 300%.

Mi esposa regresó también ese año y nos reconciliamos de nuevo y desde entonces tenemos un matrimonio estable con tres hijos.

En 1994 recibí Gohonzon y comencé reuniones de diá¬logo en mi casa las cuales mantuve hasta principios del año 2008. Actualmente las estamos realizando en un pequeño centro de reuniones Gakkai en mi empresa y se han expan¬dido hasta al interior del país. He podido transmitir esta ma¬ravillosa Ley Mística a varios miembros de mi familia, inclu¬yendo a mi padre, tres hermanos, varios primos y a muchas otras personas.

En 1993 la empresa decidió vender solo productos eléctricos y no vender las demás líneas incluyendo la que yo manejaba, esto me permitió asociarme con un hermano de mi esposa que quería hacer inversiones y así iniciamos un nuevo negocio el cual yo administraba. Los beneficios fueron buenos durante los dos primeros años, pero en 1995 mi cuñado decide que un primo de él comenzara a trabajar con nosotros en la parte financiera de la empresa, y este al ver los resultados positivos se interesa por la compañía y piensa que la única manera de él apropiarse del negocio era convenciendo a mi cuñado de que yo lo estaba estafando, lo cual nunca pudo demostrar ya que cada cosa que decía era falsa.

Pero dada esta situación el propietario decide vender el negocio y de inmediato su primo oferta su compra, pero sin tomar en cuenta que este tipo de negocio es una fran¬quicia con distribución exclusiva que otorga el fabricante en Estados Unidos. Al enterarse de la situación un gerente de la compañía matriz viene a Santo Domingo y hace investigacio-nes comprobando que el primo solo tenía interés de que yo no participara en el negocio, por lo que plantea que el dueño puede vender la empresa pero quedaría sin la distribución autorizada de la fábrica ya que me darían a mí la exclusividad por el buen trabajo realizado para vender sus productos.

Otra opción era venderme el negocio a mí ya que son productos muy técnicos y más difíciles de mercadear. Esta idea no me interesaba debido a los problemas que se habían creado, pero para que el hermano de mi esposa no perdiera su capital decidí aceptar. Llegamos a un acuerdo de pagarle un inicial menor, ya que yo no contaba con un capital holgado, y el resto del dinero en 24 meses. Firmamos un contrato y en este se me exigía que le fuera entregando el dinero mensual¬mente a su primo. Desde el año 1995 hasta el 1997 fue una época muy difícil ya que las cuotas eran muy altas y había que seguir cubriendo los costos de operación del negocio, pero, gracias a mi oración al Gohonzon pude salir triunfante.

Como nos orienta nuestro maestro, el Dr. Daisaku Ikeda, "la verdad y la justicia son como el sol, por más nubes que se interpongan en su trayecto, tarde o temprano brillará", por¬que resultó que el dinero que pagué del negocio a su primo él nunca se lo entregó al dueño y fue entonces cuando éste se dio cuenta quién era esta persona y así se demostró la verdad.

He tenido que enfrentar muchas situaciones difíciles como la crisis del 2003 y 2008 y otros tipos de problemas, pero de todos he podido salir victorioso, gracias al poder Go-honzon, a las orientaciones de Ikeda Sensei, a don Vinicio, a mi familia y a todos los miembros de la República Dominica¬na que siempre me han apoyado.

He recibido muchos beneficios en todos los aspectos, gracias a la práctica, pero el más importante es mi cambio como ser humano, pero sé que me falta mucho por mejorar y seguiré luchando para eso.
El compromiso con mi maestro es propagar la Ley Místi¬ca a la mayor cantidad de seres humanos que me sea posible y así cumplir con su deseo de concretar la paz mundial. En ese sentido seguiré luchando por el kosen-rufu de la Repú¬blica Dominicana y el mundo.

Carime Matos y José Peña

09 Abril 2015

Carime Matos de Peña y José Antonio Peña

Carime Matos y José Peña

Porque somos Budistas: Basado en la Carta “La Felicidad en este Mundo”.

Por: José Antonio Peña y Carime Matos de Peña.

En esta ocasión, nos referiremos a una experiencia de cómo el budismo nos ha ayudado a elevar nuestra condición de vida y ayudar a jóvenes que de alguna manera escuchan nuestra voz.

 

José Antonio Peña

Soy instructor de béisbol y mi esposa profesora universitaria. De manera que, cada semana pasan por nuestras manos cientos de jóvenes. Las primeras ideas sobre “BUDISMO” las aprendí en la Universidad cuando cursé la asignatura Historia de las ideas políticas. Llamó mucho mi atención la conducta del Buda Shakyamuni, quien sacrificó todo para dedicarse a buscar soluciones a los males que afectaban al ser humano de manera incondicional. Al cabo de un tiempo, luego de este primer contacto con la historia del budismo, esta filosofía toca las puertas de mi hogar. Mi esposa Carime había iniciado de forma sorprendente el estudio de esta interesante filosofía de vida. Con su inicio en la práctica, el budismo comenzó a hacer ruidos a diario en mi casa, aunque de forma muy tenue. Tuve la maravillosa oportunidad de leer y escuchar sobre valores humanos, elementos inseparables de la práctica budista.

En los primeros momentos hice contactos, además de mi esposa, con algunos jóvenes que hacían práctica asidua; recuerdo a los jóvenes Ramón Osorio y Juan Manuel Debrand que tuvieron la oportunidad de hablarle a decenas de niños que jugaban béisbol bajo mi dirección. Estos jóvenes de manera sutil, pero entusiasta, pudieron hablarles a los niños de valores humanos y la importancia de trabajar por las metas, basados en algunos textos del presidente Ikeda. Específicamente, el libro “Conversaciones sobre la juventud”, fue sin dudas el texto más trabajado. Más de cincuenta ejemplares fueron distribuidos entre los niños y luego analizados con el concurso de los jóvenes budistas ya mencionados. Los efectos de este trabajo no solo se dejaron sentir en los jóvenes, sino que fueron despertando en mi interior, el interés de búsqueda, sentando las bases que darían inicio a mi práctica. Debo confesar que nunca fui adepto a ninguna corriente religiosa, y nunca fui propenso a pedirle a algo imaginario sin forma, ni aspectos visibles que me permitiera tener una mejor idea de por qué la gente espera algo sin saber si vendrá ni de dónde vendrá. Sin embargo, la filosofía budista había comenzado a surtir efectos en nuestras vidas.

Aprender que debemos hacernos responsables de nuestros éxitos y fracasos, nos ha conducido a hurgar en la filosofía budista más allá de una simple idea. Debo confesar que el principal aliciente lo he encontrado en el fervor con que he visto a mi esposa y compañera ejercer su práctica y verla crecer dentro de la filosofía. Si debiera explicar logros durante este periodo me centraría en decir que aprendí a amar y valorar más a mi compañera. Hacer más madura una experiencia de vida que compartimos hace casi 30 años. El Budismo vino a reforzar los criterios de vida, con los cuales hemos vivido hasta ahora; hacer el bien y servir a la causa de la felicidad verdadera, trabajando y dedicando esfuerzos constantes por la paz y la felicidad de toda la humanidad. En la actualidad y luego de haber sido confirmado como miembro de esta hermosa filosofía, he tratado de que los jóvenes que marchan bajo mis orientaciones en el béisbol profesional, recojan de alguna forma la esencia del budismo de Nichiren Daishonin. Decenas de jóvenes que hacen vida en el béisbol profesional buscan constantemente alguna orientación, circunstancia que aprovecho para darles las orientaciones del Presidente Ikeda, para que puedan enfrentar las dificultades que a diario tienen que superar. De manera sorprendente, las orientaciones del Presidente Ikeda tocan las fibras de los jóvenes que, una vez escuchan las orientaciones y guía de nuestro maestro, sienten como si estuvieran hablando con alguien que ha estado presente en cada uno de esos momentos difíciles de sus vidas. A lo mejor no estamos formando fervientes practicantes budistas todavía, pero de lo que no nos cabe duda es que estamos plantando la semilla de la Budeidad y haciendo felices a una gran cantidad de jóvenes que encuentran aliento en las orientaciones de nuestro maestro Ikeda.

Ver los frutos de jóvenes profesionales en distintas áreas, hombres convencidos de su capacidad y delineando sus metas, son más que evidencias de la efectividad de la práctica y del real funcionamiento de esta filosofía.

 

Carime Matos de Peña

Para mí como maestra, el haber entendido que poseemos un potencial ilimitado que no depende de las circunstancias y que podemos trascender… porque la vida, a cada instante, impregna por completo el mundo de los fenómenos y se revela en todos ellos, (END, pág. 3) de manera que somos causa y que lo que vemos a nuestro alrededor es el efecto, porque las causas yacen dentro de nuestra propia vida. Este entendimiento me ha permitido desarrollar fortaleza interior, descubrir mi misión, reconocer mi potencial y aprender a usar de la mejor manera las cualidades que poseo. La práctica budista se trata de empoderarse, usar todos los recursos que poseemos para crear valor en nuestra vida y en la vida de los demás, es elevar nuestra condición de vida, ayudando a las personas a que hagan lo mismo y a construir su felicidad. Para esto, se requiere compromiso y disciplina. El poder ilimitado del Gohonzon nos provee esa disciplina y nos convoca a asumir el reto de comprometernos con nuestra misión de trabajar por el kosen-rufu (1). Fruto de esa determinación, el grupo de educadores de la SGIRD, coordinado por la profesora Herminia Altagracia Debrand (Tati), asistidas por la Dra. Clara Benedicto y esta servidora, hemos asumido el desafío de orientar a nuestros compañeros maestros sobre la Educación Humanística de la creación de valor, cuyos conceptos se basan, de manera concisa, en las perspectivas budistas y, esencialmente, sobre la naturaleza de la vida. Entender que nuestra mente, nuestra vida y su ambiente, son entidades de los tres mil aspectos contenidos en cada instante vital…

Disfrutar de paz y de seguridad en esta existencia y de buenas circunstancias en existencias futuras, es entender que somos budas de alegría ilimitada, alegría que nos provee la entonación de Nam-myoho-renge-kyo. Estamos felices y seguros de que hemos sembrado y seguiremos sembrando la semilla de la Budeidad en la vida de muchos jóvenes... como consecuencia de esto, y sin habérnoslo propuesto, disfrutamos de grandes beneficios invisibles y visibles en nuestra vida.

 

(1) Kosen Rufu: Literalmente significa declarar y propagar ampliamente el budismo; asegurar la paz duradera y la felicidad de la humanidad mediante la propagación del Budismo de Nichiren Daishonin. En otro sentido, establecer los ideales humanistas del Budismo del Daishonin en la sociedad.

Virginia Guzmán

15 Noviembre 2014

Responsable de Division Damas Jóvenes, SGI-RD

Virginia Guzmán

“La oración es el sol que diluye la oscuridad del sufrimiento”

Conocí el budismo durante mi adolescencia, gracias a una gran amiga de mi madre que le habló de la Ley, y casi de inmedia­to, mis padres y yo nos fuimos integrando a las actividades de la Soka Gakkai. La entonación del Nam-myoho-renge-kyo, desde mi época juvenil, me infundió entusiasmo y energía para llevar una vida plena y sin arrepentimientos. Logré concluir mis estudios uni­versitarios con notas sobresalientes. Mi padre prolongó su vida por siete años más de lo pronosticado por los médicos hasta fallecer en el 2004 en su lucha contra el cáncer, entre otros tantos benefi­cios derivados de la práctica budista.

Al casarme, me fui a vivir al interior del país, y al alejarme físicamente de los miembros, mi práctica se debilitó, a pesar de hablarles a mis vecinos sobre la Ley Mística. Luego de tres años regresamos a Santo Domingo. Me costó reintegrarme, me sentía fuera de lugar, pues no me veía a mí misma como miembro de la División de Damas ni como parte de la División Juvenil Femenina, hasta que me enteré del Grupo de Damas Jóvenes. Así fue como retomé mi práctica con la expectativa de apoyar a las jóvenes que estaban sintiendo lo mismo que yo había sentido. Dentro del Gru­po encontré una misión por la cual trabajar y desarrollarme. Claro, que no todo es color de rosa, siempre llegan las dificultades, para retarnos y probar la fortaleza de nuestra fe. Justo cuando encontré mi norte, aparecieron los obstáculos, pasé de casada a divorcia­da, lo cual afectó mi salud física y emocional, debido a que fue un acontecimiento inesperado y que le daba un cambio drástico a mi vida. Paradójicamente, a pesar de tener una práctica firme, creía que la felicidad dependía de quien estaba o no en mi vida. ¡Qué errada estaba! Gracias al daimoku y al apoyo incondicional de las señoras de la División de Damas entendí con mi propia vida la fra­se del gosho La felicidad en este mundo2: “No hay felicidad más verdadera para los seres humanos que entonar Nam-myoho-renge-kyo”. Una oración gramaticalmente simple, pero llena de un profundo significado, que solo se puede comprender cuando se mantiene la fe en el Gohonzon y en la Ley pase lo que pase. Por doloroso que nos resulte, siempre encontraremos el coraje para vencer no solo los problemas, sino también, nuestra propia incre­dulidad, de que dentro de nosotros y en las acciones cotidianas está la verdadera felicidad. Un beneficio que valoro mucho es todo el amor de mis familia­res y amigos (de toda la vida y otros más recientes), realmente soy muy afortunada pues estoy rodeada de personas maravillosas.

Además de las siguientes orientaciones de Sensei, que me han dado la pauta para continuar la batalla de la vida: “La oración es el sol que diluye la oscuridad del sufrimiento”3 y “La ora­ción es la destrucción del miedo, es desterrar la tristeza, es encender la esperanza”;4 hoy siento que el sufrimiento pasado me ha brindado una comprensión más profunda de la vida, convir­tiéndose en causa para mi buena fortuna, ya que gracias a estas dificultades, hoy puedo apoyar mejor a mis compañeras a superar sus propios problemas. Mi deseo es ayudar a que cada Dama Jo­ven irradie esplendor en su vida y que sea capaz de transformar la adversidad en felicidad. Unida siempre al corazón de mi maestro Daisaku Ikeda, prometo luchar por el kosen-rufu de mi país y del mundo, sin retroceder ni un paso. ¡Se puede transformar la reali­dad sin falta! Esta es mi más profunda convicción.

DECISIONES DE LA NUEVA RESPONSABLE DEL GRUPO DE DAMAS JÓVENES

Experiencia en el Grupo:

La integración al grupo de Damas Jóvenes ha marcado un antes y un después en mi vida y en mi práctica. En este descubrí la importancia de colaborar en actividades por el bien de los demás, y la fortaleza para no dejarme vencer ante las dificultades de la vida. Otros aspectos relevantes han sido el estudio para profundizar la fe y el intercambio de experiencias para comprobar que en lo cotidiano está la verdadera felicidad.

Basadas en las cinco guías eternas que nos ha legado el Presidente Ikeda:

1. Todo comienza por la oración.

2. Avanzar en armonía con nuestra familia.

3. Forjar jóvenes sucesores.

4. Valorar el vecindario y la comunidad.

5. Compartir jubilosamente con otros, nuestra experiencia en la fe.

Y teniendo como plan de acción los siguientes puntos:

o Hacer daimoku diariamente por el desarrollo y fortalecimiento del grupo.

o Realizar nuestra reunión mensual sin fallar, de forma interactiva y dinámica.

o Fomentar el estudio de La Nueva Revolución Humana y del Gosho.

o Coordinar visitas individuales a las miembros del grupo y amigas Gakkai (shakubukus).

Mi determinación como responsable del Grupo de Damas Jóvenes es:

Conformar un amplio y sólido grupo de amigas, que basadas en las enseñanzas de Nichiren Daishonin, enfrentemos los retos de la vida, llenas de júbilo y coraje, infundiendo esperanza y valor a todos nuestros semejantes, a la vez que cumplimos con la noble tarea de forjar sucesores para que sean grandes valores humanos. “Si uno enciende una lámpara para iluminar la ruta de otro ser humano, también alumbrará el propio camino” (Gosho zenshu, pág.1598). Ser mujeres felices, que no seamos derrotadas, ganar transitando siempre el camino de maestro y discípulo.

 

Notas al margen

1 Daisaku Ikeda, Disertación sobre el Gosho La Única Frase Esencial. http://sgi-usa-spanish.org/unicafrase.html

2 Los Escritos de Nichiren Daishonin, Gosho no. 86, La felicidad en este mundo, pág. 715, Edición Soka Gakkai, 2008.

3 Daisaku Ikeda, Disertación sobre el Gosho La Única Frase Esencial. http://sgi-usa-spanish.org/unicafrase.html

4 Nota del Editor: Frases y citas de Daisaku Ikeda tomadas del Artículo de explicación del Gosho Sobre la Oración, Elaborado por Momoko Baba, material de estudio de la División de Damas, publicado en la revista Daibyakurenge, pág. 65 y 66, enero 2006.

 

Tomás Edison González de Paula

06 Octubre 2014

Vice responsable de la DJM, SGI-RD

Tomás Edison González de Paula

TRIBUNA DOMINICANASECCIÓN EXPERIENCIAMARZO 2010
Cambiando veneno en medicina

Conocí el budismo a los cuatro años de edad a través de mi papá. Cuando cumplí cinco años mis padres se separaron y esta situación me trajo muchas confusiones y como el mayor de tres hermanos tuve que apoyar a mi mamá desde temprana edad. No practiqué este budismo inmediatamente, pero mi eterno ejemplo era ver a mi madre cómo abrazaba el Gohonzon con tanta fe y entonaba daimoku (Nam-myoho-rengue-kyo) desde las 5:00 a.m. Fue ella quien practicó siempre firme esta filosofía de vida.

03Mis hermanos y yo pasamos por muchos trastornos y mal¬tratos constantes ocasionados por mi padre para que mi ma¬dre volviera con él, nos sometió a estar con él un buen tiempo durante el cual pasamos muchas situaciones precarias y de sufrimientos, incluyendo discriminación racial, ya que por nues¬tro color de piel nos hacían sentir como esclavos y no como de la familia, andábamos sucios y con sandalias rotas. Luego, por un acuerdo sabio de mi madre con mi papá, fuimos a vi¬vir humildemente con ella nuevamente. Allí no todo era color de rosa, las situaciones que enfrenté desde temprano me hi¬cieron madurar rápido, con mucha rebeldía, por esto siempre tenía muchos conflictos internos y externos, y no tenía amigos.
En medio de grandes confusiones volví a vivir con mi papá en el año 1987 cuando el presidente Ikeda visitó nuestro país. No pude verlo personalmente sino a través de la televisión en una entrevista que sostuvo con el ya fallecido ex presidente Dr. Joaquín Balaguer.

Para el año 1990, por el abuso de las bebidas alcohólicas, mi papá provocó que una de las arterias del corazón se le es¬trechara y recuerdo que lo llevaron de emergencia a practicarle una operación de corazón abierto a Cuba. Para muchos él ha¬bía fallecido y en una visita que le hice a mi tía Rosa ella me dijo que entonara daimoku y que fuera fuerte, me invitó a una reunión de la que hacía en su casa mi tío Tomás Santana. Mis tíos y mi madre me dieron apoyo, entonces mi mamá me dio una tarjetita con la frase Nam-myoho-renge-kyo para que en¬tonara daimoku por la salud de mi padre. Como yo vivía con él, la tomé, y uno de esos días que no sabía nada de la si¬tuación en que se encontraba mi papá, mirando la tarjeta exigí desesperado que si esto funcionaba tenía que devolverme a mi papá a salvo y vestido de azul. Fue algo que no podía creer, al cabo de casi cuatro semanas de entonar daimoku este llegó tal cual yo lo pedí. Desde ese momento yo transformé mi vida: de ser un joven sin fe y sin esperanza a ser una persona de constante lucha y con un corazón de guerrero. De inmediato co¬mencé a participar en todas las actividades de la Soka Gakkai.

Al ver mi cambio poco a poco se me fueron acercando mu¬cha gente y empecé a tener nuevos amigos y ver la vida diferen¬te. Hay un fragmento de un Gosho que es mi favorito y todos los días repito frente al Gohonzon que es el "Kaimokusho" 1 : "Aun¬que mis discípulos y yo encontremos toda clase de dificultades, si no albergamos dudas en nuestro corazón manifestaremos la Budeidad en forma natural. No duden tan sólo porque el cielo no les brinde su protección; no se desalienten tan sólo porque en esta existencia su vida no sea cómoda y segura. Es lo que he ve¬nido enseñando a mis discípulos día y noche, y sin embargo, han comenzado a albergar dudas y a abandonar la fe. Cuando llega el momento crucial, los necios tienden a olvidar sus promesas."

02Al recitarlo, todas las metas se fueron realizando y gra¬cias a las orientaciones del presidente Ikeda, hizo que mi padre cambiara el temperamento agresivo, altanero y pre¬potente con relación a los demás, tanto así que, al yo en¬tonar daimoku por el bienestar de él provocó que este re¬cibiera nuevamente Gohonzon y se acercara a la práctica. Como dice el Gosho: "Cambiar el Veneno en Medicina".
Admiro el comportamiento de mi madre porque nun¬ca se refirió de manera negativa en contra de mi papá.

Gracias a nuestra práctica constante crecimos siendo jóve¬nes con excelente valores humanos; dentro de mis metas estuvo ir al encuentro con mi maestro de vida, el Dr. Daisaku Ikeda, en Japón, en donde tuve el honor de verlo desde la tercera fila. Sentí que en un momento él me miraba y me decía: "Eres un ciudadano del mundo así que lucha y no desmayes", es algo indescriptible lo que se siente cuando estás de frente a Sensei.
A mi regreso, los obstáculos fueron más fuertes, porque lle¬gué el mismo trágico 11 de septiembre de 2001, a las 12:40 de la madrugada, día del derrumbe de las Torres Gemelas. Al llegar me entero que mi abuela había fallecido, mi universidad estaba en huelga y en mi trabajo habían realizado algunos cambios.

Me dediqué con una fuerte determinación a luchar en la División Juvenil Masculina (DJM), me propuse metas de en¬tregas de Gohonzon y de ampliar mi red de amigos para acer-carlos a la Soka Gakkai. Ya todos mis amigos conocen de la organización y pude entregar dos Gohonzon. Retomé mis es¬tudios universitarios. En el 2009 logré un gran sueño en con¬junto con mi hermana, que fue obtener nuestro castillo para el kosen-rufu de mi área, nuestra primera casa donde ya es¬tamos realizando las reuniones de 'Gongyo de kosen-rufu'.

Me tracé una nueva meta de ir al Entrenamiento de Capacita¬ción en Miami, en el Florida Nature & Culture Center (FNCC) para este año 2010. Tuve la oportunidad de participar en este enero y fue una maravillosa experiencia para mí. Mi determinación para este año tan importante para la Soka Gakkai es entregar diez Gohonzon.

Como aprendí en el entrenamiento pasado en una orien¬tación basada en la disertación Aprendamos del Gosho "Car¬ta a Jakunichi-bo"2 donde nos orientaron que "Un verdade¬ro maestro es quien realiza excelentes acciones en bien de los demás y un gran discípulo es quien acata o toma es¬tas decisiones de su maestro y las hace cumplir al pie de la letra". Así que como discípulo me corresponde luchar con más fuerzas por el kosen-rufu de la República Dominicana.

1 Gosho No. 30 "La apertura de los ojos", pág. 300, edición Soka Gakkai, 2008.
2 END, gosho no. 137, Carta a Jakunichi-bo, pág. 1038, Edición Soka Gakkai, 2008.

Birelza Moronta

15 Noviembre 2014

Responsable de Damas - Zona Duarte

Birelza Moronta

Sufra lo que tenga que sufrir, goce lo que tenga que gozar!...

Mi nombre es Birelza Moronta, ingresé a la SokaGakkai en el año 1985 cuando mi hermano Frank Sterling junto a la familia Uehara me hicieron shakubuku. Para esa época mi esposo y yo trabajábamos con el Dr. Abinader en su Oficina Política, allí tuve la buena fortuna de que en ese mismo Edificio encontré varias amigas que también conocían la Ley, por lo que mi práctica se fue fortaleciendo en su compañía.

Soy Médico de profesión con un Diplomado en Gestión Penitenciaria, y actualmente trabajo en la ProcuraduríaGeneral de la República, Dirección de Prisiones, dando asistencia en las cárceles dominicanas. Esto me ha ayudado a ponerme en contacto con muchos jóvenes de todas las edades y clases sociales que por circunstancias y su propio karma, están privados de libertad, viviendo enun infierno de infelicidad. Es muy triste ver a esos jóvenes en un ambiente tan deprimente, pasando sus años dorados de juventud en condiciones tan deplorables y sin esperanzas en el porvenir. Por eso, nunca he dejado de hacerles shakubuku. Recientemente le hable de la Ley a un joven que tiene una sentencia de 30 años, y en cuyo rostro solo se veía la tristeza y el desasosiego, pero al hablarle de NamMyoho Rengue Kyo, su rostro se ilumino y vi en él una luz de esperanza. Algunos, luego de salir de la cárcel, hasta me han acompañado a participar en Reuniones del Centro Cultural, y uno de ellos ya recibió su Gohonzon. Me encanta mi trabajo, nunca he sentido temor, por el contrario, siento una gran misericordia por todos ellos. Por más incidentes graves que he tenido que atravesar estandodentro de los recintos, percibo siempre la protección de los ShotenZenllin en todo momento. Nuestro equipo de trabajo en las diferentes Jornadas de Salud, ha podido evaluar y atender unos 6,745 reclusoshasta ahora, pero aún nos queda una gran población por atender.

Mi vida siempre ha transcurrido tranquila y armoniosa, sin embargo, a raíz de un gran problema familiar que se me presentó en el 2013, estaba devastada, me sentía atrapada y no podía ver la solución. Sentíaque me hundía en mi oscuridad fundamental cada vez más profunda, quejándome de todo y de todos. Por eso, aunque desde el 2011 me tracé la meta de ir a Capacitación cuando nos dieron visa norteamericana a mi esposo y a mí, (quería que fuéramos juntos), entendí que éste era el preciso momento parayo ir a la Capacitación en Tokyo, las condiciones se dieron solas. Allí pediría la orientación que tanto necesitaba para superar esta adversidad y ser feliz.

Participé en la Capacitación que se llevó a cabo del 16 al 22 de Abril de este año, fuimos 3 miembros de la SGIRD junto a 233 miembros de la SGI representantes de  53 países.El presidente DaisakuIkeda nos envió el siguiente mensaje:

“Muchísimas felicitaciones por su magnífica ceremonia inaugural del 1er curso vernal de capacitación de la SGI, en la nueva era del Kosen Rufu mundial. Les expreso mi sincera gratitud por su participación, tanto mi esposa Kaneko como yo, hemos estado aguardando su llegada con el corazón rebosante de expectativas y emociones, consciente del esfuerzo que significa recorrer largas distancias, enfrentar retos y superar dificultades e imagino también cuán  grande deben haber sido los sentimientos que los impulsaban y les dieran valor para llegar hasta aquí. Muy consciente de todo y es por ello que los respeto desde lo más hondo de mi corazón; pero quien debe de estar dirigiéndoles el mayor elogio es sin duda Nichiren Daishonin, el afirmó:

“YoNichiren consciente de los tiempos que vivimos me dispongo a propagar ampliamente esta doctrina.“(De las tres grandes leyes secretas), Yo siempre voy a estar junto a ustedes pendiente en todo momento, sigamos marchando con júbilo, hombro a hombro en el escenario de la nueva era del KosenRufu.”

Cuanto aprendí en esa Capacitación!... Pude entender que debemos alentarnos mutuamente, que debemos practicar con orgullo para ser felices, para ser victoriosos, quetodo depende de cada uno de nosotros. En la vida ningún instante se repite, por eso es tan importante aprovechar el presente para propagar esta grandiosa Ley.

El presidente Ikeda nos exhorta:

“Las madres son como la tierra, así como esta abarca montañas y ríos, el abrazo acogedor de una madre es infinitamente generoso y se ofrece para cobijarlo todo”.

Debemos entonar un Daimoku fervoroso, y en vez de culpar a los demás cambiemos nosotros mismos. Jurar al gohonzon que vamos a luchar por el KosenRufu junto a nuestra organización. Tuvimos la oportunidad de estudiar el Goshodel arco y la flecha, donde aprendimos que:

“ lo que determina el vuelo de la flecha es la potencia del arco; lo que controla el movimiento de las nubes es el poder del dragón; y lo que guía los actos del marido es la fortaleza de la esposa, así pues si su esposo Toki (Jonin) ha podido venir hasta aquí a visitarme ha sido gracias al apoyo de usted, viendo el humo sabemos cómo es el fuego, mirando la lluvia discernimos la naturaleza del dragón y observando a un hombre podemos saber cómo es su esposa, por ende ahora que estoy reunido con Toki siento como si la estuviera viendo a usted.La mujer es como un navío cuyo rumbo depende del timón por ende si el esposo es ladrón la mujer también lo será. Loque la gente hoydía adolece es de la capacidad de condolerse del sufrimiento ajeno.”

Caramba!... Es como si me lo hubieran dirigido a mí en especial. Otra gran lección que aprendí fue entender por qué los miembros reciben beneficios con su práctica:

  1. Porque ponen las enseñanzas del Budismo en práctica diariamente como enseña NichirenDaishonin.
  2. Porque tienen un corazón valiente en las circunstancias más adversas. Por más que la gente los critique, con un corazón cobarde no se podrá salvar a nadie, todos tenemos dentro de nuestro corazón un núcleo de valentía.
  3. Porque siempre van donde las personas que están sufriendo, poniendo a funcionar el cargo de Bodhisatvas y poniendo a funcionar el poder del Gohonzonal ofrecer apoyo a los demás.
  4. Por la estrecha relación de Maestro y Discípulo.Si no tienen comunicación de Maestro y Discípulo no pueden recibir beneficios.
  5. Porque practican el ItaiDoshin. Ya que hemos hecho la elección de propagar el KosenRufu es muy triste estar solo. Atesoremos nuestros compañeros de Fe.

El Presidente Ikeda nos envía Daimoku cada día, así que aunque tengamos problemas o dificultades, no podemos rendirnos. Puesto que, tal como nos orienta: “Las personas que más han sufrido son las que merecen ser más felices”. Gracias a esta Capacitación pude fortalecer mi Fe y mis lazos familiares, superé la adversidad y soy una persona feliz,llena de amor compasivo para todos los que me rodean.

Aspiremos a ser personas que no sean vencidas por ninguna clase de dificultades, fortalezcamos más que nunca nuestro corazón con un espíritu invencible por el KosenRufu!...

Muchas GraciasSensei!... Muchas Gracias Señora Kaneko!...

BirelzaMoronta – Responsable Division Damas Zona Duarte / Territorio Sol del Caribe

María Angelita Hoshikawa

15 Noviembre 2014

Miembro pionera de la SGIRD

María Angelita Hoshikawa

He podido construir una base sólida en mi vida

 

Soy la quinta de siete hermanos y mis padres son inmigrantes japoneses. Nací en República Dominicana. En 1966 llegaron a mi país dos miembros de la Soka Gakkai, la Srta. Kashiwabara y el Sr. Yamada, mientras el presidente Ikeda visitaba Brasil. En esa ocasión mis padres ingresaron la SGI. Estudié en un colegio católico y sólo conocía esa religión, por lo que no pude aceptar el budismo a pesar de estar presente en la instalación del Gohonzon en mi hogar. Vivíamos en un pueblo en el interior del país.

En 1970, en busca de mejoría económica, nos trasladamos a 20km de distancia de la capital, Santo Domingo, donde sólo había fincas de ganados y una pequeña comunidad a 2km de distancia. Allí mis padres abrieron una pequeña cafetería. Así logré terminar mis estudios primarios. Continuar con mis estudios secundarios era un sueño por la distancia del lugar y la situación económica crítica de mis padres. Entonces, decidí comenzar la práctica de la fe. Formé parte de la banda de música Kotekitai, recién establecida en la capital, por lo que todos los sábados viajaba hasta allá para poder participar en las prácticas de Kotekitai. Esto fue un gran reto y una gran victoria. Así me fui formando en el estudio budista y en la práctica de la fe. Pude terminar mis estudios de la secundaria inferior, pero continuar era otro reto. Esta vez no sólo era la falta de dinero, sino también mis dos hermanas menores que también debían de estudiar. Como consecuencia, al año siguiente no pude ir a la escuela. Entonces, comencé a entonar intensamente el daimoku (Nam-Myoho-Rengue-Kyo). Localicé una escuela Secundaria Pública Nocturna (de 3:00pm a 8:00pm) en la que no necesitaba pagar dinero y me permitía trabajar en la cafetería. Me graduaría como Técnico Contador en tres años (La secundaria superior en mi país es de 4 años). Así recuperé el año perdido y pude estar preparada para trabajar.

Gracias a las orientaciones de Ikeda Sensei, a la comunicación y orientación cercana de mis líderes, nunca descuidé mi práctica ni las actividades de Gakkai. Fui creciendo espiritualmente. Al terminar la secundaria recibí otro beneficio. No tuve que salir a solicitar trabajo, éste vino a mí. Comencé a trabajar en mi área de contable en una empresa de prestigio en Santo Domingo, permitiéndome solventar mis estudios universitarios. A través de sobrepasar las dificultades seguí creciendo interiormente y aprendí que las actividades son lo más importante para seguir superándome.

A finales de 1979 dos huracanes devastaron República Dominicana. La cafetería (sustento de la familia) quedó destruida. Mi padre decidió emigrar al Paraguay con toda la familia en contra de nuestro deseo. Allí vivía mi hermano mayor. Debido a esto mis estudios nuevamente se vieron interrumpidos. Yo cursaba el segundo año de la Universidad. Al llegar a la Colonia Yguazú (en la frontera con Brasil) hice varias averiguaciones para continuar mis estudios, pero allí no había universidad. Era necesario ir a la capital, Asunción, a una distancia de 4 horas de viaje. Entonces decidí regresar a mi país. Esta vez el reto era mayor. Allá no tenía casa, trabajo ni dinero y estaba en contra de la voluntad de mi padre. Tenía, sin embargo, la fuerza interna y la confianza plena en el Gohonzon de poder salir adelante. Junto con mi madre y tres hermanas comenzamos a hacer dai­moku las 24 horas durante una semana turnándonos cada dos horas. Posteriormente, logré comunicarme con el presidente de la compañía donde había trabajado anteriormente para ver si podía regresar a mi trabajo. Su respuesta fue: “Mary, como te dije antes de emigrar a Paraguay, aquí tienes una casa, trabajo para ti y tu hermana y como adelanto de tu sueldo te envío los pasajes de regreso a Santo Domingo”.

En febrero de 1980, junto con mi hermana mayor y con solo 45 dólares regresamos a mi país. Nos dirigimos directamente al Kaikan (Centro Cultural de la Soka Gakkai), dimos gracias al Gohonzon y determinamos comenzar otra etapa nuevamente. Vivimos en el cuarto de servicio de la casa de una amiga por espacio de un año. Parte de mi salario lo enviaba a mis dos hermanas que estaban en Paraguay. Ellas, gracias a las dificultades económicas, también se desarrollaron en la práctica de la fe. Yo retomé mis estudios en otra Universidad. En ese entonces las actividades de la SGI en mi país eran muy intensas, pues nos preparábamos para la primera visita del presidente Ikeda en 1981 y la realización del Primer Festival Cultural. No había tiempo que perder.

Trabajaba, estudiaba, era responsable de Área de la División Juvenil Femenina, participaba en las reuniones, en los ensayos para el festival. No tenía descanso pero tenía una energía increíble. Sin embargo, la visita de Sensei a República Dominicana no fue posible. A partir de ese entonces todos los miembros junto con nuestro director general, el Sr. Carlos Kimura, comenzamos a hacer daimoku todos los días lunes de 6:00 p.m. a 10:00 p.m. para hacer realidad la visita de Sensei a nuestro país. Como meta personal decidí terminar mi carrera universitaria.

Sin embargo, en marzo de 1986 la universidad donde cursaba mis estudios fue bruscamente intervenida por la fuerza militar del gobierno dominicano, provocando más tarde la clausura definitiva. En esa ocasión solo me faltaba una semana para concluir mis clases universitarias y preparar la tesis de grado. Desafortunadamente, en abril del mismo año, mi madre falleció en Paraguay a raíz de un accidente mientras se dirigía a una reunión. Esta fue experiencia extremadamente muy fuerte, pero me permitió fortalecerme mucho más. Mi meta era terminar mi carrera universitaria y recibir a Sensei con esta victoria. Tenía en mi interior la fuerza y la convicción de lograrlo.

Así, un grupo de estudiantes pedimos entrevista con el Presidente de la República. Sin embargo, se intensificaron las movilizaciones y protestas y no hubo solución. Fortalecí aun mas mi práctica budista y posteriormente nos reubicamos en otra universidad donde tuvimos que estudiar un año mas para poder graduarnos. Tuve que hacer mi tesis de grado 2 veces y una hora antes del examen de grado nos cambiaron el el aula a otro campus. Eso fue beneficioso por la poca asistencia de público. Obtuve 93 (A) y de mi promoción solo nos graduamos 4 personas. Para la visita de Sensei en Febrero del 1987, pude obtener el título de Contador Público Autorizado logrando asi mi meta.

Por otra parte, desde que abrace la fe en este budismo, siempre quise conocer a la Srta. Kashiwabara, pues mi padre y los miembros dominicanos pioneros siempre la mencionaban. También albergaba el sueño de visitar algún día la Universidad Soka. Pero antes de venir a Japón quería visitar la tumba de mi madre en Paraguay. Así que en 1989 viaje hasta allá y pude hacerlo realidad. En Octubre de 1990 vine a Japón por primera vez, participando en un curso de entrenamiento para jóvenes. En una actividad realizada en Nagoya, la Srta. Kashiwabara pidió ir a la mesa donde estábamos los miembros de República Dominicana. Allí tuve la buena fortuna de conocerla. Gracias a su información pude en 1991 ingresar al instituto de idioma japonés de la Universidad Soka (BEKKA). Posteriormente trabaje medio tiempo durante 4 años en la Escuela por correspondencia (Tsukyo) de la Universidad Soka. A finales del año 2000, se me solicito trabajar en el consulado dominicano en Miami, Florida, donde labore hasta el 2007.

En el año 2008 Gracias al esfuerzo de los miembros dominicanos tuve la buena fortuna de poder invitar al Sr. Cónsul de la Rep. Dom. con asiento en Japón y participar en la ceremonia de entrega del Doctorado Honoris Causa de la Universidad Autónoma de Santo Domingo otorgado al Presidente Ikeda. Desde entonces me encuentro laborando en la Oficina del Consulado Dominicano en Japón hasta la fecha marzo del 2015. Hoy puedo decir que desde que me inicie en esta práctica nunca he pensado en abandonarla y siento un agradecimiento muy profundo hacia SENSEI, a la SGI y a sus lideres, en especial a los de mi país, ya que gracias a ellos he podido construir una base sólida en mi vida. Una frase del Gosho “Respuesta a Kyo’O”, que siempre me ha acompañado y llevo en mi corazón, porque me llena de valor para enfrentar todos los obstáculos es la siguiente:

“UNA ESPADA ES INUTIL EN MANOS DE UN COBARDE. LA PODEROSA ESPADA DEL SUTRA DEL LOTO DEBE SER BLANDIDA POR ALGUIEN VALIENTE EN LA FE. QUIEN ASI LO HAGA SERA INVENCIBLE COMO UN DEMONIO ARMADO CON UNA VARA DE HIERRO. YO, NICHIREN, HE INSCRITO MI VIDA EN TINTA SUMI, POR ESO, CREA EN EL GOHONZON CON TODO SU CORAZON”.

 

Dorybell Suero

08 Julio 2014

Miembro División de Damas, SGI-RD

Dorybell Suero

"La vida es infinitamente valiosa"

Soy miembro de la SGI-RD desde septiembre de 1990 cuando mi madre recibió Gohonzon. Para ese entonces yo tenía 12 años. Desde ese día, todo lo vivido ha sido de experiencia en experiencia, buenas y otras no tan buenas. Pero lo más importante es haber tenido la llave de la solución en mis manos: Nam-myoho-renge-kyo.

He obtenido muchos beneficios con la práctica del budismo de Nichiren, como sobrepasar el divorcio de mis padres cuando era adolescente, superar la crisis financiera que sufría mi familia durante ese tiempo y la cual forzó a mi madre a emigrar a otro país en busca de una mejor vida para nosotros; graduarme de bachillerato y luego en la universidad de Licenciatura en Derecho con buenas calificaciones. Conseguir un buen empleo. Participar en los entrenamientos culturales de Panamá, México y para mí, el más importante, ir a Japón y encontrarme con mi maestro de vida, el presidente Ikeda.

Todo esto fue gracias al daimoku que entonaba, a las reuniones que participaba desde joven y el poder siempre asistir a las prácticas de la banda de música (kotekitai), lo cual agradezco tanto, ya que se realiza un arduo trabajo para forjar líderes y donde pude fortalecer mi fe. También agradezco el empeño que ponía mi madre desde que éramos pequeñas para que mi hermana y yo asistiéramos a las reuniones de gongyo de kosen-rufu, las reuniones de diálogo y a los grupos culturales.

Cualquiera pensaría que todo ha sido fácil en la trayectoria, pero no ha sido así. En 2004 y 2005 mi vida cambió totalmente. Luego de tener una relación de noviazgo con muchas altas y bajas durante siete años, salí embarazada. Fue una relación que se mantenía inestable: un día bien, otro mal. Todo el mundo veía que no era una buena pareja para mí, era un muchacho mujeriego, no me daba el valor que me merecía, hablaba muchas mentiras y vivía en un mundo ficticio, aparentando ser lo que no era y dándose lujos que no podía; pero de él me enamoré.

Las madres quieren lo mejor para sus hijas. Me imagino que muchas de ustedes se han encontrado en una situación similar, donde a todas sus amigas no les gusta el muchacho con quien anda o que por el ojo clínico de nuestras madres nos aconsejan que no perdamos el tiempo con alguien que no tiene futuro... Esa era mi situación.

Hacía de la vista gorda a todo lo que me decían y seguía tan enamorada de este muchacho. Al salir embarazada me vi sola, pues mi novio no quería el bebé, porque se sentía aun inmaduro y no preparado para asumir esa responsabilidad. Imagínense

Me llené de valentía y decidí seguir con mi embarazo el cual tenía alto riesgo de aborto, pero cantaba muchas horas de daimoku por ese pequeñito embrión que crecía dentro de mí para que se fortaleciera y saliera a camino. Vinieron a mi mente las orientaciones del presidente Ikeda sobre el valor de la vida humana.

02Enfrenté sola mi situación: le informé a mis padres, a mis compañeros de trabajo, amistades y demás. Todos me apoyaron con sus oraciones y orientaciones. Todo marchaba bien hasta los seis meses del embarazo cuando detectaron que el bebé venía con una malformación en su cabecita... Se me partió el corazón, se me vino el mundo encima, me quería morir, me sentía sola, sin una pareja que me apoyara. Pero tenía el apoyo de mi madre que aunque estaba lejos, oraba por mí y se mantenía al tanto de las pruebas, de los análisis y de todos los pormenores del embarazo, al igual que mis familiares, mis amistades y los miembros Gakkai.

Me realizaron algunos estudios entre ellos la amniocentesis que es una prueba donde toman muestra del líquido amniótico que rodea el feto para examinarlo, esto para descartar o confirmar la presencia de ciertos defectos o trastornos congénitos. En los resultados no especificaba ningún síndrome, sus cromosomas estaban bien. Fui a varios doctores buscando otras opiniones sobre mi caso. Unos decían que no podían decir con certeza la magnitud del problema hasta que naciera el bebé, otros me decían de una manera sutil que lo mejor era interrumpir el embarazo.

Mi decisión fue seguir luchando por mi bebé hasta el final

Al pasar el tiempo me preguntaba: ¿Por qué a mí? ¿Por qué a mí, si yo no le había hecho daño a nadie? ¿Por qué a mí, que llevaba una firme y asidua práctica budista, que entonaba daimoku y participaba en las reuniones? Me comparaba con mis amigas que no practicaban y que llevaban una vida aparentemente feliz, con hijos sanos y esposos buenos.

Pero ahí entendí, gracias a las orientaciones que me brindaban las encargadas de la División de Damas, que era una situación que cualquier persona quizás no tendría el valor de enfrentar; ese bebé necesitaba estar en mi vientre por mi valentía, porque yo le daría la oportunidad de nacer y limpiar su karma, y porque la vida es, de por sí, infinitamente valiosa.

Tal como dice el Daishonin, hasta un solo día de vida vale más que una incalculable cantidad de piezas de oro o que todos los tesoros de un gran sistema planetario. Una sola jornada de vida tiene un valor imposible de calcular".

El 8 de junio nace Yael Andrés con una craneocinostocis, es decir, una malformación en su cabecíta. Un bebé súper especial que con tan solo días de nacido pasó por un sinnúmero de estudios y análisis para saber la razón de su malformación. El neurocirujano sugería operarle ya que por el defecto en los huesos de su cráneo no había espacio para el crecimiento de su cerebro, era como que su cerebrito estuviera encerrado en una cajita.

Mientras, yo disfrutaba de mi bebé, le daba todo el cariño de una madre e invocaba daimoku por su salud, lo veía como un bebé normal que me entendía cuando le hablaba, se sonreía y me balbuceaba. Con el transcurso del tiempo comenzaron a darle ataques de deficiencia respiratoria, me volví su enfermera en casa, lo oxigenaba y le daba masajitos en su corazón.

Cuando cumplió tres meses y medio lo intervinieron quirúrgicamente, para que su cerebro tuviera espacio para crecer. Al cuarto día después la cirugía, el domingo 2 de octubre, falleció tranquilamente. En ese momento tan difícil recibí un inmenso apoyo de los miembros y de mis amigas que oraban por mí y por Yael.

Comprendí la razón de su existencia, que era traer alegría a mi vida, hacerme una mejor persona, más paciente, más tolerante, más fuerte... A partir de ese momento vi la vida desde otro punto de vista y tengo la convicción de que mi niño querido pudo cambiar su karma, y cuánto le debo a él porque me ayudó a cambiar el mío también.

03Su vida para mí y para todos lo que vivieron conmigo esos momentos, fue un ejemplo de lucha y de perseverancia.

En enero del año siguiente me reencontré con un viejo amigo, entre él y yo fluyeron sentimientos escondidos que nos llevó a formalizar una relación. Hoy tenemos el fruto de nuestro amor que es lan Jared. Un niño fuerte y sano, motivo de regocijo. Mi esposo me apoya en las reuniones y respeta mi práctica budista, es una persona con grandes valores y sabe el verdadero significado de lo que es una familia.

Cada día agradezco al Gohonzon estos hermosos tesoros que han llegado a mi vida. Soy un vivo ejemplo del gosho que dice: "El invierno siempre se convierte en primavera". Tal como explica Sensei: "La fe en el Sutra del loto significa abrirnos paso con bravura a través del invierno de la adversidad. Cuando enfrentamos la ardua tarea de transformar nuestro karma, podemos celebrar la llegada de la primavera, y construir un cimiento de buena fortuna y de felicidad en nuestra vida. Por lo tanto, no esquivemos la crudeza invernal. Si tenemos el valor de enfrentar los desafíos del frío, podremos avanzar ilimitadamente hacía la espléndida primavera que es el logro de la Budeidad y del kosen-rufu."

He comprendido que no existe una vida libre de problemas y son precisamente esos problemas los que nos ayudan a crecer. Mi determinación es nunca dudar de la veracidad de esta práctica y seguir luchando por la felicidad de mi familia y la de los demás, aplicando la frase que dice: "Haga surgir una profunda fe y lustre su espejo día y noche, con ahínco y esmero. ¿De qué manera lustrarlo? Tan sólo entonando Nam-myoho-rengue-kyo."

Tribuna Dominicana

  • Publicación agosto 2017
    Editorial del Presidente de la SGI, Daisaku Ikeda: Una invencible convergencia dedicada al bien mayor.
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